Descontándole a la vida cicatrices
talladas con el viento en su gemir,
aquellas noches frías de montaña
han visto demasiado que decir…
Aquel viejo camino ensangrentado
…al paso de guerrillas de dolor…
o el hombre que en silencios ha llorado
ahogando desde adentro su temor…
El grito del coyote que los sigue…
hambriento como el pueblo que dejó,
y el humo de un cigarro malherido…
tratando de ahuyentar la depresión…
Trincheras construidas sobre el fango
con lluvia remojando su interior…
parece que la noche se ha ensañado
mojándole los pies sin compasión
Y allí duerme otra vez y tan cansado
el hombre que ha luchado sin piedad
el mismo que también es prisionero…
de aquellos que le niegan libertad!
Eileen
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